La trova es un género musical nacido en Cuba a finales del siglo XIX. Se caracteriza por la utilización de letras poéticas y melodías que abordan temas sociales, políticos y culturales. La trova ha llegado a ser un emblema de la cultura cubana y ha influido en otros géneros musicales regionales, como el bolero y la nueva trova. Entre sus exponentes más destacados figuran Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Vicente Feliú. La trova se mantiene viva gracias a jóvenes artistas que renuevan este género con fusiones y estilos contemporáneos.
A los dieciocho años fue a probar suerte a la ciudad de Buenos Aires. Allí conoció a Litto Nebbia, y a Gustavo Santaolalla, quien le dio la oportunidad de tocar al comienzo de los espectáculos de artistas más reconocidos. Consiguió tocar con diferentes artistas, entre los cuales estaba David Lebón, y en el Buenos Aires Rock Festival en 1971, 1972, y 1973. Ese mismo año fue lanzado su primer álbum homónimo, grabado de manera independiente junto a Gustavo Santaolalla durante los dos años anteriores. Su canción principal fue En el país de la libertad, y el disco logró bastante reconocimiento. Un año después, su segundo LP, La banda de los caballos cansados, mantuvo el mismo estilo de tratar de «entender el destino de los pueblos, el por qué de las injusticias». Gieco realizó una serie de conciertos con un grupo estable de músicos, como así también otras presentaciones con Porsuigieco, el grupo formado con Raúl Porchetto, Charly García, Nito Mestre y María Rosa Y...
Sentado solo en un banco en la ciudad
con tu mirada recordando el litoral
tu suerte quiso estar partida
mitad verdad, mitad mentira
como esperanza de los pobres prometida
Andando solo bajo la llovizna gris
fingiendo duro que tu vida fue de aquí
porque cambiaste un mar de gente
por donde gobierna la flor
mirá que el río nunca regaló el color
Carito, suelta tu pena
se haga diamante tu lágrima
entre mis cuerdas
Carito, suelta tu piedra
para volar como el zorzal
en primavera
En Buenos Aires los zapatos son modernos
pero no lucen como en la plaza de un pueblo
dejá que tu luz chiquitita
hable en secreto a la canción
para que te ilumine un poco más el sol
Cualquier semilla, cuando es planta, quiere ver
la misma estrella de aquel atardecer
que la salvó del pico agudo
refugiándola al oscuro
de la gaviota arrasadora de los surcos
Carito, yo soy tu amigo
me ofrezco árbol
para tu nido
Carito, suelta tu canto
que el abanico en mi acordeón
lo está esperando.